Fernando de Magallanes: Preparativos

Como ya analizamos en el capítulo anterior, Fernando de Magallanes, una vez que hubo conseguido la aprobación de Carlos I para preparar y realizar tal expedición, marchó a Sevilla para iniciar los preparativos. 

La Sevilla del siglo XVI goza de una relevancia histórica más que significativa, pues ésta sirvió de enlace entre el Viejo y el Nuevo Mundo. Por el puerto andaluz pasaba buena parte del comercio exterior que queda inserto en la península. Esta riqueza comercial viene por la instalación de la Casa de Contratación, la cual se encontraba inserta en los Reales Alcázares hasta 1717 que se trasladó a Cádiz. Desde aquí Magallanes realizó todas las reuniones necesarias para preparar el viaje. 

Por otro lado, sería más que interesante tener la oportunidad de observar el puerto de Sevilla en pleno siglo, destacarían las prominentes naos amarradas al muelle, naves que se utilizaban para transportar mercancías en los largos viajes trasatlánticos y que medían no más de 23 metros. Estas embarcaciones fueron usadas por Magallanes para realizar su viaje. La más famosa de ellas es sin duda la única que llegó, la Victoria. En torno al puerto se desarrollaba el arrabal, donde los artesanos producían y vendían gran cantidad de artilugios de interés para los hombres de mar: cajas, cuerdas, barriles, jaulas, recipientes.... Por supuesto, sería llamativo ver los animales vivos a punto de ser embarcados, de suma importancia para el sustento de la tripulación. También encontraríamos mercados de verdura y fruta fresca, que siempre eran cargados en el puerto último antes de cruzar el charco. Para que los alimentos se mantuvieran lo más duraderos posibles, Magallanes los cargó en Sanlúcar de Barrameda


Puerto de Sevilla en el siglo XVI
CARGAMENTO DE LAS NAVES

Cuando hablamos del cargamento de estas embarcaciones, debemos dejar claro que este proceso es todo un ritual para los marineros. Todo está medido y ordenado, y cada una de las mercancías tiene su lugar específico, ya no solo por el espacio reducido de las naos, también por la navegabilidad era imprescindible distribuir adecuadamente el peso. Ya que hablamos de peso, resulta de curiosidad que de los primeros elementos en cargarse era el lastre, el cual se distribuía por encima del entablado de la quilla. Su función era que la embarcación se hundiera levemente en el agua y se mantuviera más estable. Resulta lógico el hecho de que si la mercancía es muy grande, el lastre necesariamente es reducido. Como vemos, todo un juego de equilibrios y medidas. Por encima de este lastre se situaban los toneles y odres, los cuales iban justados por un sistema de duelas que mantenían a estos barriles sin movimientos muy significativos. Luego los alimentos, en cajas, y la carne en salazón para que se conservara mucho más tiempo. Imprescindibles eran también las armas y artillería (morteros, culebrinas, falconetes...). También resultaba  imprescindible portar instrumentos de reparación y de navegación (ballestillas, astrolabios, cuadrantes...)


LA TRIPULACIÓN

La tripulación de Magallanes estaba formada por 265 hombres. Cada uno con una labor concreta para que todos los aspectos de la navegación estuvieran cubiertos: pilotos, maestres, marineros, clérigo, cirujano, carpintero, tonelero, barbero, armero...etc. 



Réplica Nao Victoria

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